Sagrario es una persona sencilla, trabajadora, solidaria, dispuesta a darlo todo por los demás. Aunque quiere pasar desapercibida, siempre deja su huella en todo lo que hace y es porque es única en dar lo máximo en todos los proyectos.
Conoció la asociación por una amiga que le contó lo que era la IAIA y sus proyectos e hizo como todo lo que hace en la vida…entrar de puntillas y colarse por las rendijas dando luz a todo lo que toca.
Empezó como una más, tejiendo lo que se le pedía, pero muy pronto quiso conocer la asociación desde dentro, se hizo socia y pasó a implicarse más intensamente; viajó a Marruecos para colaborar con el proyecto “Tejiendo montañas”. Después se hizo cargo del almacén, poniendo orden y cordura en él, rematando prendas y clasificando todo cuanto llega, para cuando se necesita, poder encontrarlo al instante.
Dirige varios grupos y los mueve con muchísimo entusiasmo; tiene a unas señoras a las que llama “mis niñas”, que hacen todo lo que ella dice ya que cree tanto en lo que hace y pone tantas ganas y tanto amor que sería imposible decirle que no. Varios días de la semana pone su casa para reunir a unas personas “muy especiales” que juntas, de una forma divertida y amigable tejen, aprenden y se motivan para que los proyectos puedan llevarse a cabo. Incluso se desplaza en autobús o bicicleta a otros pueblos cercanos para llevar mas grupos, uno de ellos, personas con cáncer en el hospital de Villalba, haciendo que las horas de quimioterapia de los enfermos sean más amenas y soportables.
Alojó en su casa, como si de su familia se tratara, a Betsan Corkhill y su marido cuando vinieron a la presentación de su libro “Tejiendo Salud”.
Se implica en todo: lleva tejidos empezados, que se convertirán en bufandas, a un centro de salud de Villalba para que la gente teja mientras espera a que les atiendan y se encarga de reponerlos cuando están terminados. Colabora en talleres, mercadillos, exposiciones temporales, en hacer mantas, mitones, gorros, kits de prematuros, vendas, calcetines, ositos, el cuento SOS abejas, SOS cambio climático, baberos de tela, jabones y fundas para meterlos y un largo etc. Y no nos olvidemos de los montones de mascarillas que ella y sus grupos cosieron al principio del confinamiento, para donar, cuando no había en hospitales y distintos centros. ¡Fue increíble! Llegó a implicar incluso a su hijo para que las recogiera por las casas y las repartiera donde hacían falta.
Sagrario es incansable. Y si “tejer es un super poder” es porque detrás de los proyectos hay personas como ella que los impulsan.
La IAIA no sería lo mismo sin Sagrario. Te queremos.
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